Valencia
El otro fin de semana una amiga y yo teníamos ganas de irnos de Lleida y hacer un viaje por Valencia. Así que el sábado por la mañana nos levantamos muy temprano y fuimos a alquilar un coche. Cuando estábamos en la agencia de coches resulta que en el momento de pagar con la tarjeta el señor nos dijo que no se podia pagar porque no aceptaba la tarjeta y tal vez no había bastante dinero. No sabíamos que hacer... de modo que tomamos un taxi y preguntamos si podía llevarnos a otra agencia. Resulta que el conductor por suerte conocía otra agencia abierta el sábado por la mañana.
Cuando llegamos preguntamos cuanto costaba alquilar un coche y el señor nos dije que eran 110 euros, pero teníamos que dejar también 300 euros como fianza y mi amiga tenía solo 200 euros en su tarjeta. No dijimos nada e intentamos pagar. No sé cómo, no sé porqué, la trajeta pasó y resultó que tenía bastante dinero. Total que, al final, fuimos a Valencia y pasamos un buen fin de semana y gracias al coche ¡hemos podido verla toda!
(Sara Santori)
Amsterdam
Esta anécdota es de cuando tenía 6 años. Y es una prueba de que los hermanos mayores pueden ser muy malos con sus hermanas. Fuimos a Amsterdam con toda la familia para ir de compras. Había muchas tiendas y a mi madre le gustaría, como a todas las mujeres, comprar cosas. Era el tiempo de rebajas y entonces había mucha gente en la calle. Yo estaba muy impresionada por todas las tiendas y quería verlo todo. Por eso me desvié un momento de mi familia.
Cuando volví a buscarle a mi madre solo encontré a mi hermano. El me decía que mis padres estaban en una tienda y que me estaban buscando. Yo entré corriendo en esa tienda llamando a mi madre. Pero cuando entré me di cuenta de que esa tienda era muy extraña. Como era muy oscura con luz roja, ya tenía la idea de que algo no era normal. Y también me daba cuenta de que la gente me estaba mirando muy raro. Tenía la sensación de que no podía estar allí. Pero quería encontrar a mis padres, entonces pasé por la tienda llamando a mis padres.
Cuando salí de esa tienda mi hermano me estaba esperando. Y estaba riéndose muy fuerte. Resulta que era una tienda erótica y que mis padres estaban en otra tienda. Al final encontré a mis padres pero mi hermano se quedó riendo por lo menos una hora.
(Natalia Perez)
Barcelona
El pasado fin de semana llevé a mi familia al puerto de Barcelona para tomar el barco de vuelta a Roma. Llegamos a las 21:30 justo para despedirme de ellos y dejarlos subir. Yo me fui hacia la estación de Sants tomando el metro de la Rambla. Ya tenia poco dinero, algo como 35 €, y la maquina para imprimir billetes de metro me roba 4 euros, que en momentos así son vitales, además de 1,40€ del billete del metro.
Una vez llegado a Sants voy a pedir el billete para Lleida y me dicen que no había mas trenes a esa hora, entonces contando el dinero que me quedaba tome otra vez el metro hacia la Rambla donde conocía un hostal muy barato. Suerte que en la estación de metro había un responsable al cual le dije que la máquina de los billetes estaba estropeada y él me devolvió los 4€ que la máquina me había quitado, ¡he comido con estos 4€!
Total que me quedé en el hostal más barato y más feo de Barcelona para tomar el tren el día después. En el hostal estaba en una habitación de 8, y claro que entre gente que hablaba y regresaba tarde no dormí nada, ¡malgastando 10€! Total que el día después tomé el tren más cansado que antes y llegué a Lleida estresado y con 30 € menos.
(Massimiliano Wennerlund)